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La verdolaga es de esas plantas que comenzamos a ver por todos lados una vez que llega el calor, a fines de la primavera, durante todo el verano y hasta comienzos del otoño.

Muchos la conocen por sus propiedades medicinales, ya que recibe ese uso desde hace cientos de años.

Pero además de eso, es una verdura silvestre muy versátil, rica y nutritiva, cuyas propiedades podemos incorporar a través de su uso como alimento.

¿Qué partes comemos y cómo?

– HOJAS, TALLOS, FLORES Y FRUTOS:

Crudos, en ensaladas, sándwiches, jugos y licuados

Cocidos, en tortillas, empanadas, tartas, salsas; su alta concentración de mucílago los hace útiles para espesar sopas y guisos

Encurtidos o fermentados

Deshidratados, en hebras o en harina, agregados a guisos, sopas, panificados y pastas

En infusión, frescos o deshidratados

Agregados al te.

¿Qué propiedades aporta?

– USO INTERNO: antioxidante, antidiarreica, hemostática, antiséptica, antiinflamatoria, hipotensora, antiespasmódica, depurativa, antiparasitaria, analgésica, anticancerígena. Fortifica el sistema inmunológico, baja los niveles de triglicéridos y azúcar en la sangre. Se usa para tratar el liquen plano oral, disentería bacilar, diarrea, hemorroides, sangrado intestinal, molestias de postparto, migrañas, diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer.

– USO EXTERNO: hemostática, cicatrizante, antiséptica, anti-fúngica, emoliente, analgésica. Se aplican sus hojas machacadas para tratar picaduras de insectos, forúnculos, llagas y otras afecciones de la piel.

Precauciones: no se recomienda su uso durante el embarazo/ No se recomienda su consumo excesivo en casos de digestión lenta o débil/ Contiene oxalatos, por lo que lo mejor es comerla mezclada con otros ingredientes, evitando períodos largos de consumo ininterrumpido.